Ana Milena Puerta
(Cali, Colombia, 1961)

Ana Milena Puerta nació en Cali, estudió comunicación social en la Universidad del Valle, Publicidad en la Academia de Dibujo Profesional y Postgrado de Gerencia para las Artes, en el Instituto Departamental de Bellas Artes. Ha publicado, Acto de Palabras (1986), A Contrapelo (1994) y Galaxia triste, 1995-2001 (2002).

Solidaria

Entonces
inventaré golondrinas
para lucir este sol
que tanto nos duele.

Pero no te hagas ilusiones
que yo no fabrico aves
ni guardo soles;
solamente me duelo contigo
y espero la noche.

Oración de los insaciables

Recuerdo haber dicho
que detesto los rompecabezas,
el tiempo que muere
mientras se arman,
y una vez concluidos
mirarlos
-tristemente-
como quien sabe que sus días
se escapan por una ventana
y no puede detenerlos.
Por eso pido
que la vida me llegue completa
que se me vierta el mundo,
que la luz me acose,
que tenga las manos tan llenas
y que su peso sea tan grande
que no pueda soportarlo. Amén.

Sobre los peligros II

Solamente deseo
caer en el profundo
y hermoso ensueño
         de los muertos.
Descansar.
Pero la piel no da treguas
a sus guerreros.

Sombra I

Imagínate posible.
Llénate de gracia
y sobre las huellas propias
asegura tu sombra.

No la empañes.
Evidencia única
de lo que son tus cenizas:
carne ardiente
y probable.

Distancia

Para decir que todavía
tiemblo
cuando hablas
de cualquier cosa
y, sin embargo,
hago como si no escuchara
ese desastre
que me armas dentro.

Para eso y nada
te dejo partir y regresar
como un mar terco
sobre mi arena.

Sinceramente

Ese otro
luminoso y alegre
que una vez fuiste,

el que cantaba en mi ducha
y se alimentaba con mi carne,
ese otro

es mío.

Y nada tiene que ver contigo.

Ambigüedad

La línea es delicada
Y muy liviana
temo pisarla
desconozco en cuál lado estoy,
siento placer
y peligro;
elaboro mi entorno
invento los días
y me acomodo
al papel asignado.

La voy a pisar
la voy a romper.

Un día de estos.

Verdadero

En tu mala memoria
me repito
   no me reconoces

soy
todas las veces
tierra prometida
para que tú
todos los días
inaugures en mí otro reino.

Así el verdadero amor:
como el verdadero olvido.

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