Ezra Pound
(1885-1972)


Ezra Pound nació en Idaho, en los Estados Unidos. Estudió en la BUniversidad de Pennsylvania. Como indicó T. S. Eliot, Pound es más responsable por la revolución poética del siglo XX que cualquire otro poeta. La poesía de Pound tiene un antes, un intermedio y un después: el antes, con sus primeros libros ( Personae, 1909; Canzoni, 1911; Rispotes, 1912; y Lustra, 1916); un intermezzo, que consiste de sus poemas escritos bajo la influencia de la escuela poética “Imagist” (Quia Pauper Amavi, 1919, y Hugh Selwyn Mauberley, 1920); y un después que se inicia con la publicación de los tres primeros Cantos, publicados en la revista Poetry en 1917, y los Cantos escritos cuando se radicó permanentemente en Rapallo. Los Cantos, que no se terminarían de publicarse en tu totalidad hasta 1970, son grandiosos no sólo por el estilo sino también por el contenido.


PORTRAIT DUNE FEMME


Tu mente y tú son nuestro mar de los sargazos,
En todos estos años, Londres se ha drenado en torno a ti,
Y los buques bruñidos dejaron esto y aquello en prenda:
Ideas, rancias charlas, peregrinas todas;
Raras canteras de conocimiento, mercadería lerda.
Grandes mentes te han mirado —echando a alguien de menos.
Siempre has sido segunda. ¿Trágico?
No. Tú así lo escogiste:
Un hombre estulto, aburrido y ruin,
Una mente común —con una idea menos cada año.
¡Ah, qué paciencia tienes: te he visto sentada,
Horas enteras, donde algo podría suspenderse.
Y ahora pagas una. Sí, onerosamente la pagas.
Hay algo interesante en ti, uno se te acerca
y se lleva ganancias inusuales:
Trofeos arrancados al mar, alguna sugerencia,
Hechos que dan en nada, y un cuento o dos,
Preñados de mandrágoras y otras yerbas
Que podrían mostrarse útiles y no lo son,
Que nunca embonan sus segmentos, cosas ociosas,
Que ven pasar los días y no aciertan su lugar:
Esta, llena de brea y fastuosa, orfebrería vieja,
Ídolos, ámbar gris y fina taracea
Son tus tesoros, tu opulencia; y más aún:
Por todo este cúmulo de cosas marinas y caducas,
Maderas raras, medio podridas, brillantes bagatelas
En la lenta flotación que separa abismo y luz.
¡Y no! ¡No hay nada! En todo y por completo
Nada que sea enteramente tuyo.
Y esto, esto eres tú.


Traducción de Julio Hubard



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