Soledad Alvarez
(Santo Domingo, 1950)


Soledad Alvarez nació en Santo Domingo, el 12 de noviembre de 1950. Estudió Filología, con especialidad en Literatura Hispanoamericana, en La Habana, Cuba. Trabajó junto a Manuel Rueda en el suplemento cultural «Isla Abierta», del periódico Hoy. Es autora de De tierra morena vengo (1986) y Vuelo posible (1994) uno de los libros de poesía más originales publicados en la República Dominicana durante los útimos treinta años. También ha publicado La magna patria de Pedro Henríquez Ureña (1980), Ponencias del Congreso Crítico de Literatura Dominicana (1994) y Complicidades (1998)


Si nacieras llamándote Luis Pérez

Si nacieras llamándote Luis Pérez
despertarías a las seis de la mañana
preguntando qué día es y poniendo las noticias radiales,
bostezarías
embutiendo rápidamente la mañana
(nada de recuerdos sobre la noche anterior)
arrojarías las sábanas
pasarías al baño, al aseo diario
meticuloso
del hombre de negocios que se afeita para evitar
comentarios
nada exótico
huevos y pan al desayuno
te alejarías dando un beso leve a tu mujer
(ruido permanente zumbando en tus oídos)
ajustarías las gafas para hacerte el distraído
ante el empuje del sol y del humo impaciente del asfalto.
Nada de amantes (siempre estás muy ocupado)
ni de preocupaciones sobre países lejanos
tal vez te asombrarías del motín en el Altar de la Patria,
de protestas y gritos rompiendo la ruta cotidiana
y naturalmente darías la vuelta para evitar
complicaciones.
Sereno
inalterable
Luis Pérez
te sentirías asombrado de que aún existan hombres
que se emborrachan por una mujer
que se esconden de la policía por una bomba puesta
la noche anterior
te asombrarías del tipo largo que pasa diariamente
por la oficina vendiendo cuartillas llenas de
palabras incomprensibles...
“este mundo está perdido” pensarías
cuando de regreso, observas la muchacha que se tira
en brazos de un desconocido y desaparece en el parque.
Serías así
y entonces no le hablarías a los peces
no te aturdirías bajo la alegría
ni gritarías con voz templada por el nacimiento
de la espiga.
No estaría yo a tu lado para ver la muerte de las olas
y el comienzo de la palabra
para viajar sobre la tristeza al centro de los árboles.
No estaría mi pelo naciendo sobre tu frente
para terminar las lágrimas.
Todo esto te sucedería si decidieras ahogarte bajo
las horas y mezclarte a lo cotidiano
al sudor
la indiferencia
al equilibrio exacto
si decidieras meter los sueños en tu bolsillo
y nacer de nuevo para llamarte Luis Pérez.



CIRCENSE

De todos mis oficios prefiero este:
volatinera en el vacío
un millón de luces en mi cuerpo
un incendio sin llamas ni cenizas
de reflectores muertos
y hay un suspenso de redobles
porque he tocado con mi pie la cuerda.

Hilo desnudo para pie desnudo y tembloroso
alto puente único
entre este lado y la otra orilla que me espera.
Sin el antifaz atroz
sola yo
en esta carpa que enciendo con mis ojos
que encandilo con mis manos
que apaciguo
en este momento en que todos me esperan
allá abajo.

Pero, yo volatinera en el vacío
del mundo-muerte
inevitablemente
caigo
hacia arriba.



DECLARACIÓN

Juro vivir mi vida
sin treguas
armada hasta la muerte
sin aflicciones ni miserias
con mis culpas y derrotas bien lavaditas
y aireadas   vivir
sin torturadores o con ellos
pero sin pie para la traición
sin santos ni sobornos
sin traidores o con ellos
pero sin pie para la traición
vivir   amor
aunque me rompa el alma
pasajera de desastres
ventrilocua de lo indecible
contrabandista de valijas rotas
de amores y contramores
aunque me toque la muerte
aunque me claven las uñas
vivir con lentitud o con demencia
con la luz o sus negruras
ahora y después
hasta ganar la batalla.



MOMENTO

Duele el gozo que propones
de quedarme quieta
sin respiros ni suspiros
sin delicias de desnudo
sufrirte llama cuando me quemas
pero qué alivio cuando me haces
agüita de yerbabuena
en el justo momento que tus manos
caen sobre mis senos
y se escapan buganvillas
y flamboyanes
relojes de mares y no de arena
turbados camafeos familiares
augurios y ceremonias
los mil y un nombres ilustres
que le han dado a esta franca unión
de cuerpo a cuerpo
de alma a cuerpo
de labio
que dolería más si resistiera
el dócil camino que le señalas.
Quedarme presa en esta furia
quiebra de todos los rompientes
presos en este prendiapaga
en el compás de la danza antiquísima
que seguimos
hasta la redondez de su misterio.



DEL AMOR CORTÉS

I

Dos árboles y dos palmeras inician la crueldad de la noche
Prendo las lámparas de aceite
y te invito a cruzar el puente levadizo de la locura
Nos reciben bufones con caperuzas y cascabeles
juglares y trovadores inventan metáforas como requiebros
delirios que hacen transparentes mis enaguas
Yo estoy desnuda en el centro de esta agua nocturna
y tú eres hermoso
y comienza el festejo



II

Desde la techumbre almenada que brilla
un río de iridiscencias rumorosas nos envuelve
La noche es un solo resplandor de hojas y alabastros
La noche es un pifano arrebatado una música que no termina
Allí los perros persiguen a un caballero
disfrazado de lobo para alegrar a su dama
florecen tréboles de cuatro hojas
surtidores y aljibes con olor de malvas y rodaballos
Allí el banquete de volaterías la danza el vino como de ámbar
Aquí arde el verano y también yo pero en mi propia llama
ceremonia de consagración en el último resplandor del sueño
Tu mano borra lo que mi deseo manda
al tiro de la ballesta    flecha
y entonces estocada.



POEMA

He tocado la muerte y era perfecta
             Distante como todo lo distante
             Cercana como todo lo que llega
dulcísima entregándose la espléndida
me dice muy despacio
                        –su voz es como lumbre
                        alumbrándole el filo a las palabras–
para qué la furia el odio
tanta ávida luz para tanta claridad
si bastaría con mirarse las cenizas
rodar tiempo arriba o tiempo abajo
por la lisura circular de las cosas
hasta perder lo que tuve
y no
breve lacerada ebriedad de los sentidos
la vida y su abismo desordenado
arrastrándome por asilos y cárceles exactamente iguales
por ceremonias que envejecen y se pudren y espantan
Mejor me arranco el corazón y lo tiro como moneda
Mejor me tiendo como todo lo infinito
igual a la tierra
con lo único que amé
la palabra cobijándome y la noche y el árbol
perfecta
hasta resplandecer de pura nada



ORACIÓN DE LA MUJER SOLA

A Phileas

Señor, la que hiciste a tu imagen está sola
Ha perdido el rumbo y su boca que ha comido de tu cuerpo
tu boca que ha bebido de tu sangre está muda
Tú que la ungiste en el paraíso con palabras nuevas
             como el agua
palabras amadas para espantar la muerte
niegas la lumbre a sus ojos y desgarras sin piedad su corazón
La vida es triste fuera de la muralla de tu pecho
Hay traidores conquistando ciudades, mujeres que lastiman
héroes con los bolsillos llenos de monedas, mentirosos
maniobreros con olor de pulpo muerto
entre la multitud sin otro destino que el destierro
Protégela Señor. Toda la noche ahuyenta a los mercaderes
             de tu templo
apacienta las ovejas del sueño y canta las delicias de tu
             memoria
Toda la noche te espera. Las puertas cerradas, las lámparas
             encendidas como deseo
su vientre como ofrenda
las piernas que la arrastran como ahogada entre mendigos
             y piedras
Protéjela Señor. Regrésala a tu reino de flores desnudas
tu reino custodiado por hermosos guerreros desarmados
amplio y azul como mar desde donde zarparon los barcos
             a todos los puertos
sin las tormentas del odio
sin las bestias que se alimentan de los despojos del amor
Dios de humano corazón como vivir sin tu presencia lejana
             como todo lo que está cerca
¿Es que no oyes la súplica de quien escancia el vino y corta
             el pan
y dispone la mesa para recibirte?
¿No oyes el gorgor del agua que perfumo para lavarte los pies
             y besarlos luego
el agua mi agua escapándose para lavarte los adentros?
Alégrense las criaturas porque mi Señor ha vuelto
Bendito el que viene para el amor
porque hace manar jugos y savias de primavera
porque incendia mis venas y resucita lo invisible
Metamorfosis del ser indefenso que recibe tu luz
omnipotencia en mí
imagen de la pasión en mí
Esta noche reclinará su cabeza en mi hombro
mañana caminaremos sobre las aguas.



GOLPE DE DADOS

Estás en el límite
Una quiebra de árboles te persigue
Dudas lo que ves
        salamanquesas prendidas de un muro
        entre el ojo y su amuleto
        estrellas en el pantano del cielo
Nada sabes
En vano consultas oráculos, tablas de la ley
una señal al menos de lo que eres
de lo que son las cosas
No preguntes
Alguien soñó por ti este vacío
eligió tu nombre entre todos los nombres
y escribió con cenizas la cábala de la locura.
Preferirías un viaje por las más intrincadas galerías
pero eres prisionera de ningún fin






EN CASA

Es bueno llegar
Quitarse los zapatos
Dejar en el agua el polvo del día largo
Tocar desnuda las paredes desnudas de la casa
Caminar como ciega entre muebles, libros, lámparas
como ciega que sólo tiene estas pobres cosas
Habría que arreglar puertas, pintar los techos
esmerilar espejos por donde anda mi extravío
donde miro a la que no puede escapar a ninguna parte
porque la casa es una torre que no conoce nadie
Mejor así
Me basta lo que tengo
Mías son las hormigas ensimismadas
el camino brillante de las babosas
la rana recién nacida en el baño de mi hija
y este blues largo para decir tu nombre
como un trofeo.



ITINERARIO I

La desnudez de la noche estremece la memoria
devora cuerpos
alrededor lo que tuve y no
playas hirvientes        ciudades
muebles      adulterios       libros
Piedras como brasas laceran el alma
¿Hasta cuándo esta duermevela de ausencias?
sobre mi cabeza la noche de fantasmas
una niña quiere ser corista y canta
canciones tristes como lágrima
Salamandra domesticada todas las niñas que fui
toda la luz y la inocencia desnuda
en juego interminable de máscaras
de crímenes de ternura
de condenados adolescentes que han bebido
el filtro del escándalo y del amor
Mi adolescencia mi adolescencia
esta noche su cintura breve su pelo
el encuentro feliz los desencuentros
¿Alguien conoce el naufragio de que esta mujer es capaz?
Sus catástrofes son alegres
disfrazada de hechizos se viste y se desviste
como la corista que no fue y ha descubierto
un territorio nuevo para el suplicio
Este es el tiempo de la fiesta
de los amantes que llegan y se despiden con reverencias
la cabeza entre las piernas
las secretas esperanzas entre las piernas
¡erróneas y ebrias noches las del amor!
aquel saqueo del tiempo aquel tumulto de los sentidos
para llegar a ninguna parte
sino a este desteñido paisaje de nada
Pasan mis muertos y se alejan
no hay piedad para ellos
como no hay absolución para mí
Pero estoy viva
y sin tregua



ITINERARIO II

Este hombre no pasará a la historia morirá
y su voz de ciego se perderá en la luz
y sus palabras en la oscuridad más oscura de hormigas
             y caracoles
Las mujeres que vendrán inventaron su domicilio de fruta
             mordida
no conocen sus manos penetrando exasperando en oleada
             deslumbrante
sábanas dientes saliva aliviando mi paladar perecerán
perecerá su tristeza de animal solitario
ese cerco costumbre de peinarse y salir calle o mar
(perdido sin saber si es la calle o el mar)
con su pelo derrotado con su lanza de guerrero
rota en trentidós pedazos
Amurado de mí este hombre morirá
su corazón será la tierra de un país que no verá nunca
cenizas sus huesos sus dientes granos con que daré de comer a
             las palomas
Morirá y su lengua al revés no embriagará mi lengua
al revés sus brazos como un suplicante amortajado
hacia dentro escuchará el naufragio de la hoja el hormiguero
            de sangre
el tumulto cuando fuimos todos los hombres y todas
             las mujeres crepitando
Este hombre morirá sin encontrar su itinerario.



PASAJE DE SUEÑO

Al atardecer me llevan al templo
Estoy viva y vestida con traje de reina de muerte
Con flores que arrastro por entre blancos
procesionales muros donde el sol y los pájaros
            llegan desde mil años
Tengo miedo de perderme
Tengo miedo de olvidar
Supliciada de mí escribo sobre las piedras
¿Por qué mi nombre de mujer sola?
Debía cerrar los ojos y callar
La soledad es el silencio
                tan cerca de mí
                tan leve afinidad corpórea
¿Pero quién calla?
En vano me sumerjo en las honduras del discernimiento
Desde todos los caminos piden hablar por mis palabras
Vértice y festín
Mis palabras crecen duelen conjuran
Voracidad del todo por el todo
¿Puede el miedo de la vida resirtir el llamamiento
                de la vida?

Lo que veo y oigo no cambia este designio
La soledad es ausentarme de los nombres que amo
Nombres insomnes y hermosos
Ardan
En el silencio.



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